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por FM Marina Alba Rizzo
(Escrito con motivo de la presentaci�n de la Comisi�n de la Mujer en el Ajedrez, dentro del marco de la Federaci�n Argentina de Ajedrez, en el Panamericano de la Juventud a�o 2002, Villa Giardino, C�rdoba)
Pas� poco tiempo desde que empezamos a juntarnos para pensar y pensarnos como jugadoras de ajedrez, qu� sent�amos, qu� quer�amos expresar, investigar, debatir� Personalmente ten�a mis dudas acerca del fundamento del ajedrez femenino. �Por qu�? me preguntaba, �Por qu� necesitamos torneos especiales para nosotras si partimos de la base que "intelectualmente" no hay diferencias? Si el cuerpo no se involucra con la misma intensidad que en un deporte f�sico? �No me estoy yo misma discriminando cuando acepto jugar contra mujeres? �Tenemos una actitud facilista al aceptar los torneos femeninos ya que nos permiten una mucho m�s sencilla clasificaci�n a torneos internacionales?
Antes de seguir adelante, me vienen recuerdos y vivencias como ajedrecista y como docente, que quiero incluir aqu�:
De chica, recuerdo, y jugando partidas contra los varones, me sent�a muchas veces inhibida y con verg�enza cuando alguno rehusaba jugar conmigo por ser mujer. Y
tambi�n cuando yo ganaba y los amigos de mi ocasional rival se le burlaban por haber perdido conmigo� Siempre sent� que jugando contra un var�n se "jugaba" algo mucho
m�s importante que la partida misma. Para �l, era como jugar su orgullo de var�n, mantenerse indemne a los comentarios ir�nicos y de burla de sus amigos o hasta de su
familia. No se divert�an jugando conmigo, jugaban bajo presi�n. Y, por supuesto, yo tambi�n. Esta an�cdota se repite en todas mis amigas ajedrecistas y a�n hoy d�a, en
torneos escolares, se escuchan comentarios y actitudes similares. Peores a�n si los comentarios provienen de un adulto:
En un torneo escolar una alumna m�a de cuarto grado acepta la invitaci�n de un chico a jugar una partida amistosa, entre ronda y ronda. La ni�a le gana y el padre del chico, enojado, peg�ndole en la cabeza a su hijo le reprocha: "c�mo vas a perder con una mujer!". A continuaci�n, el mismo padre, le dice a la ni�a: "te juego yo!" Por supuesto que ella rehus� y su madre le dijo que nunca m�s juegue con ese nene (no por el nene sino por el padre, claro est�.). Ahora s�, vuelvo al presente:
En esta presentaci�n quisiera dar mi opini�n personal acerca de lo que va surgiendo en m� como reflexi�n y quiero compartirlo con ustedes:
Considero que las competencias femeninas se justifican porque:
a) Cuando la ni�a reci�n se inicia en la pr�ctica del ajedrez, se encuentra con un ambiente mayoritariamente varonil, que la inhibe, y si no recibe un fuerte sost�n, apoyo y acompa�amiento de la familia, puede decidirla a abandonar la actividad.
b) En la etapa de la adolescencia, cuando debe decidir entre el ajedrez y la vida social y deportiva. La joven que decide jugar al ajedrez debe tener un car�cter especial, dejando a un lado las salidas con sus amigas por ejemplo o formar parte de un deporte de equipo, que suele ser m�s atractivo. El var�n adolescente, en cambio, goza de mayor libertad para jugar y luego, si desea, salir con sus amigos hasta la madrugada.
c) En su carrera como ajedrecista, una vez que ha alcanzado la madurez, sufre un importante corte al momento de decidir su futuro como mujer, esposa y madre en el caso que desee tener hijos. Este punto es menos padecido significativamente por el hombre ajedrecista, ya que �ste sigue gozando de mayor libertad y autonom�a, a�n casado y con hijos.
Si aceptamos esta realidad, de una carrera "cortada" en varios tramos, debemos aceptar y apoyar la competencia femenina y la clasificaci�n femenina a torneos de mayor jerarqu�a. Y si as� lo hacemos, debemos actuar en consecuencia, ser coherentes con respecto a becas, vi�ticos, pasajes, representaciones, etc.
No podemos permitir que, por un lado, se organicen torneos donde clasifica la mujer a determinada competencia, y luego no se le brindan los pasajes, vi�ticos, seguridad de participaci�n y, ya es mucho pedir?, entrenamiento o preparaci�n previa. �Para qu� se la incentiva a jugar al ajedrez si luego se la discrimina no envi�ndola a los torneos, � d�ndole menos vi�ticos que al hombre, apoyando este proceder en el bajo nivel de juego de la mujer?
Aqu� propongo a los presentes, ya sean entrenadores, docentes, profesionales, jugadores o dirigentes, pensar, debatir el tema de qu� objetivos se persiguen fomentando la participaci�n femenina en el ajedrez? Buscamos excelencia en resultados o buscamos mayor cantidad de mujeres en este �mbito? Y si buscamos mayor cantidad no la castiguemos cuando no consigue un nivel equiparable al de los hombres. La cantidad traer�, en parte, la calidad. Y la otra parte lo traer� la inversi�n en preparaci�n, entrenamiento y estudio.
Y, en definitiva, estamos pregunt�ndonos qu� espacio le queremos dar a la mujer y nos permitimos darnos como mujeres. En una escuela primaria donde doy clases, ante una pregunta m�a de si les gustaba el ajedrez,
Me sorprendieron varias alumnas de cuarto grado respondiendo "no, porque no me gusta pensar" y a la vez los varones en su gran mayor�a: "si, porque me hace pensar". �Qu� modelos damos como padres y/o docentes a los ni�os y cuales a las ni�as? Mujeres que no piensan as� como pueblos que no piensan, est�n m�s a disposici�n del que piensa, del que organiza, del que dirige y de aquel que gobierna. Toman una actitud pasiva. Me resulta alarmante esta tendencia en las ni�as y, como docente, me gustar�a ayudar a ver diferente. A proyectar y proyectarse en el futuro ayudados por el juego de ajedrez: qu� quiero ser y hacer con mi vida? Ser siempre la pieza de madera, esperando que otro me mueva y decida por m� adonde debo ir, qu� camino debo tomar? O decido ser el "jugador"- "jugadora", consciente de lo que pasa en el tablero y en mi vida, con una visi�n global, de �guila? Creo que aqu� es donde podemos ayudar a ver la realidad y la propia vida de manera diferente.
El ajedrez nos da la gran oportunidad de aprender a vivir con una mirada interior de indagaci�n, an�lisis, observaci�n, curiosidad y pasi�n por el desaf�o de encontrar siempre "la mejor jugada". Aquella que puede traer belleza, creaci�n, goce, diversi�n, juego y capacidad de b�squeda durante toda la vida.